Insistí en que quería empezar con un filete al estilo de Viena y una cerveza, sin remordimientos, algo que recomiendo encarecidamente a los que vengan de visita. Al día siguiente pretendíamos ver todas las pistas posibles, pero que estuvieran fuera del bike park. La oficina de turismo local nos ayudó muchísimo para que encontrásemos nuevas pistas a las que puedes acceder con el telesilla, lo cual nos funcionó bien. También hay carreteras por las que subir y sumar más kilómetros.
Las pistas serpentean en su descenso por algunos bellos bosques y puedes disfrutar de ellos con la mayoría de niveles, sin tener que ser experto, lo cual hace que la zona sea un éxito absoluto. A mediodía comí a medio camino en la montaña con estilo “Après Ski”, lo cual redondeó la experiencia. ¡Cuidado con las vacas! Si lo que buscas es una pista más larga, el día 2 fuimos a una vieja pista de senderismo, por la que ahora se puede rodar en bici. De nuevo, senderos con vistas alucinantes y que hacen que te sientas en medio de la nada.