Celia CHIRON, subcampeona europea de Skyrunning
Esta temporada he participado en carreras por montaña, carreras de trail y skyrunning. La última prueba importante en la que he participado ha sido el Campeonato de Europa de Skyrunning, celebrado en el Gorbea, España.
Los vascos me acogieron con una hospitalidad magnífica y quise darles las gracias por la invitación con una participación excepcional en esta gran final.
Aunque faltaban varios nombres importantes, el elenco seguía siendo de élite y no tenía nada claro que pudiera quedar entre las 5 primeras. Para complicar aún más un recorrido que ya de por sí era exigente, con la lluvia del día anterior el terreno quedó muy mojado, resbaladizo y peligroso. Iba a ser un día de lucha en el barro.
Por suerte, el día de la prueba el sol decidió apuntarse a la fiesta y nos dejó unas imágenes preciosas del parque natural del Gorbea.
Salí fuerte, pero sin ninguna intención especial de colocarme en el grupo de cabeza. Seguí avanzando a un ritmo constante y alrededor del kilómetro 5 conseguí alcanzar a las primeras corredoras.
El primer ascenso lo afrontamos en un grupo de 4. Ingrid Mutter, Oihanna Azkorbebeitia, Sheila Avilés y yo. Tenía buenas sensaciones, así que decidí escaparme del grupo y llegué a la cumbre del Gorbea en cabeza.
Seguí tirando fuerte en un descenso técnico, demasiado fuerte en algún tramo y acabé cayendo al suelo; perdí la ventaja que llevaba y me alcanzaron las rivales.
Ingrid se puso en cabeza y se presentó en la siguiente cumbre (Aldamin) con nada menos que 1 minuto de ventaja. A pesar de bajar un poco el pistón en el segundo descenso, conseguí alcanzar a Sheila justo antes de afrontar el último ascenso. Decidí ir a por todas y alcancé a Oihanna en la cumbre.
Tenía la meta ya cerca y mantuve un buen ritmo para mantener la segunda plaza, aunque casi sentía en la nuca el aliento de las dos corredoras españolas.
Fue una batalla de 3 horas y 38 minutos muy competida y con unos paisajes de fondo espectaculares, algún que otro resbalón, el apoyo incansable de la incansable afición vasca y un resultado que jamás me hubiera imaginado: ¡un fin de semana perfecto! ¡Menuda temporada!