¿Qué hago para mantenerlos animados durante la ruta?
A los niños les encanta jugar. Si les ofreces una mezcla de ciclismo, juego y descubrimientos, se divertirán. Relájate y prepara unos aperitivos o una barbacoa. Las mejores rutas pasan por un parque con columpios o un río. Muchas también, los padres llegan a la conclusión de que a veces viene bien hacer rutas más relajadas. Los padres deberán estar dispuestos a empatizar con los hijos para reconocer a tiempo los primeros indicios de una rabieta derivada del cansancio. Es cuestión de encontrar las palabras y la manera de actuar adecuadas. Los niños no saben calcular altitudes o kilómetros. Por eso, cuando preguntan si falta mucho, esa no es una respuesta que les motive, sino que lo ideal es una descripción comprensible para niños. Por ejemplo, “¿A que no sabes cuántos árboles faltan para que lleguemos?” o “cuando se enciendan las luces del bosque de las hadas y veamos la casita de chocolate, significa que hemos llegado.” Una historia así vale para niños de hasta 10 años, pero luego conviene lanzarles retos más deportivos. La presión genera una respuesta. Por ahí no vas a conseguir buenos resultados. En este sentido, el deporte es como ir al cole. Los niños hacen justo lo contrario de lo que quieren su papá o su mamá. La presión en tiempo real es mucho peor. Por eso, muchas veces es mejor optar por una ruta más corta y dejar tiempo suficiente por si no salen las cosas como queremos. Una rabieta o tirar la bici al suelo es su forma de actuar, sobre todo si algo no les sale bien. Una mamá que les ofrece consejos constantemente no hace más que empeorar las cosas. Los niños quieren hacer las cosas a su manera, probar cosas nuevas, y ellos mismos pedirán ayuda si hay que cruzar alguna zona complicada.