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Historias de los últimos preparativos para el triatlón más famoso del mundo


De vuelta a la normalidad en el agua

Cuando sonó el famoso pistoletazo de salida en el embarcadero de Kailua-Kona, los 50 profesionales esprintaron hasta la primera boya como si la carrera se decidiera en ese trayecto. Este año el océano fue benévolo, apenas había oleaje, las corrientes eran suaves y los nadadores más rápidos salieron a un ritmo endiablado. A mitad de camino de la boya de vuelta, el grupo se partió y Kienle quedó en el segundo grupo. Después de 3,8 kilómetros en el Océano Pacífico, el deportista de SCOTT se presentó a la T1 con una desventaja de unos 4 minutos. A excepción del año pasado, cuando salió del agua justo detrás del grupo de cabeza, perder 3-5 minutos en la primera disciplina se podía considerar casi normal, no había motivos para ponerse nervioso.



Vuelta a la normalidad sobre la bicicleta

En el tramo de ciclismo, Sebastian quedó en un segundo grupo con numerosos integrantes que rodaba unos 4 minutos detrás del grupo de cabeza. A poco de subirse a la bicicleta, el alemán decidió atacar en la persecución y empezó a cerrar el hueco a pesar del fuerte ritmo que llevaban los de cabeza. En el kilómetro 60, Kienle y el austriaco Michael Weiss alcanzaron al grupo de cabeza. Transcurridos unos kilómetros comenzaba el ascenso al ecuador de la prueba en Hawi, y ahí ya empezó la fiesta. Durante el ascenso al puerto, varios corredores intentaron escaparse sin éxito, y al final el grupo empezó a deshacerse. El descenso que sigue al punto medio de la prueba se cobró más víctimas por el ritmo tremendo de cabeza, y poco tiempo después solo quedaban 7 corredores en el grupo. Durante la vuelta a Kailua-Kona por la carretera Queen-K no se produjeron cambios reseñables. Los 7 corredores siguieron rodando en grupo y se turnaron en cabeza para ampliar la ventaja sobre los perseguidores. Sebastian puso a prueba a sus competidores con un ataque en los últimos 30 kilómetros, pero al final optó por reservar fuerzas para la carrera. El famoso “superciclista” ya había explicado esta temporada que cada vez es más difícil escaparse en la bicicleta, y que ahora prefiere una estrategia que le permita superar a los que consigan aguantar su ritmo a los pedales. Los 7 corredores escapados llegaron juntos a la T2. Hace unos años, Kienle no se habría sentido cómodo con este tipo de situación. 


Más allá de la normalidad en la carrera

Kienle salió del cambiador justo detrás del campeón mundial 2015 Jan Frodeno y enseguida alcanzó a su compatriota. Hombro con hombro, los dos salieron a Ali’i Drive en dirección al primer punto de giro ante el entusiasmo de los numerosos espectadores que cubrían el recorrido. Al volver a entrar en la ciudad, los dos seguían corriendo juntos, pero ya habían aumentado su ventaja sobre el grupo perseguidor a poco más de dos minutos. Al subir por la carretera de Palani, en la salida de la ciudad, Frodeno dio un tirón y le sacó un par de segundos a Kienle. En la recta larga de la carretera Queen-K, Frodeno empezó a distanciarse de Kienle y amplió su ventaja a más de dos minutos a la altura del Energy Lab, uno de los tramos más duros. Kienle seguía corriendo a buen ritmo, pero daba la sensación de que a Frodeno le quedaba un poquito más de gasolina. Los dos salieron de la zona del Energy Lab en idéntica posición y empezaron el regreso a la ciudad, donde la multitud esperaba ver un duelo entre los dos alemanes. Con un tiempo de 8 horas y 10 minutos, Kienle cruzó la línea de meta 3 minutos y medio por detrás del vigente campeón, Jan Frodeno. "Ahora mismo, Jan es el más fuerte, y eso me sirve de motivación para esforzarme más el año que viene", comentó Kienle. "Me falta muy poco, no estoy exactamente donde me gustaría estar, pero tengo razones para estar contento".