El plan era grabar en 7 días unas 20 bicicletas que abarcaran todos nuestros segmentos de MTB y E-MTB. Esto significa que había que dividir cada jornada en dos bloques de trabajo, uno al amanecer, y otro al atardecer. En cada bicicleta es importante utilizar diferentes materiales de trabajo y crear el máximo posible de contenido. Pronto vimos que teníamos un objetivo muy ambicioso. La mayoría de los días empezábamos a las 3 o 3 y media de la mañana con el desayuno, transporte a la montaña y, con suerte, estábamos en el lugar elegido para disfrutar de la luz perfecta. Luego pasábamos toda la mañana rodando y echando fotos, descansábamos para almorzar, una siesta corta y luego a planificar más cosas. La segunda parte solía empezar a las 4 de la tarde, volvemos al coche, subimos a la montaña para el atardecer y nos quedamos hasta que haya que encender los frontales para bajar de la montaña.
Por suerte, al llegar nos encontrábamos preparada la cena cada día en el chalet para darnos un homenaje por muy tarde que fuera. ¿Se puede roncar en la mesa del comedor?
¡Qué va…!