Ciclismo y esquí
14 diciembre 2023
En un invierno anómalo sin nieve, Henna, Malva y Sanni dejaron atrás los Alpes austriacos y se lanzaron a la búsqueda de nieve en polvo en otras zonas. Prepararon el equipaje con botas, esquís de travesía y el equipamiento necesario, lo subieron a bordo de sus bicicletas y se alejaron de Innsbruck con la esperanza de encontrar mejores condiciones en los Dolomitas.
"No es normal que se mueva tanto la bici, ¿no?" Henna parece algo nerviosa después de recorrer los primeros 500 metros. Sami la tranquiliza y le dice que ya se habrá acostumbrado para cuando lleguen a los Dolomitas. […] a menos de doscientos kilómetros de distancia, se puede ir en bicicleta. Lo que no estaba claro era si la ruta prevista, 5 días de bicicleta y 4 de esquí desde Innsbruck a Lago di Garda, es una opción realista, o si va a poner a prueba su capacidad de sufrimiento.
Lo normal es llegar con el coche hasta la cota de nieve y calzarse los esquís de travesía, pero esta ver no iba a ser así. En esta ocasión, había que superar con la bicicleta un desnivel de 600 metros desde el pueblo hasta un lugar donde ponerse los esquís, antes de afrontar los últimos 750 metros con esquís y splitboard. Cargamos las bicicletas con esquís/splitboards, botas de esquí/splitboard, mochilas, bastones, ropa de esquí, crampones y sacos de dormir, todo ello fijado con innumerables correas. “Por lo menos llegamos ya calientes para empezar a esquiar”, comenta Malva con una sonrisa.
"¿Eso es una pista de esquí? ¡No puede ser!" grita Sami tras cruzar una pista cerrada con cientos de árboles caídos. Planificar una ruta de bikepacking en invierno es muy diferente a organizar otros viajes de bikepacking. Los caminos de tierra por los que se suele circular podrían estar cubiertos de nieve, o convertidos en una pista de esquí nórdico que se ha derretido hasta transformarse en un campo de hielo resplandeciente. Eso es algo que iríamos descubriendo a lo largo de la ruta. “¡Nada de frenar!” grita Henna mientras intenta mantener el equilibrio sobre el campo helado que una vez fue una pista de esquí nórdico. Sobrevivimos a ese tramo, pero decidimos cambiar el resto de la ruta y seguir caminos más importantes para evitar sorpresas.
Cruzamos la pista de esquí empujando las bicicletas con los primeros picos de los Dolomitas ya en el horizonte. Tardamos todo el día en recorrer los 90 kilómetros que nos separaban del campin Sass Dlacia, pero disfrutamos de la vista de cumbres imponentes teñidas de rosa y morado que nos daban una calurosa e inolvidable bienvenida a los Dolomitas.
“¡Lo hemos conseguido!” grita Sami al descorchar unas botellas de champán y darles una buena ducha a Henna y Malva. “Y no hemos sufrido tanto”, añade Henna, con el regusto del champán en los labios. El viaje de 9 días donde combinamos dos de nuestros deportes favorito acabó siendo una combinación preciosa de sudor, risas, hielo, nieve y amistad.
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