Mi papá era ciclista en su juventud, pero se retiró. Cuando yo era niño, nos mudamos de la ciudad de Sídney a un pueblo, y ahí volvió a montar, porque era una zona mucho más bonita que la ciudad. Por eso escogí el ciclismo. Seguí los pasos de mi padre y me apunté al club del pueblo. Jugué mucho al fútbol hasta que cumplí los 10 años. Supongo que ese es el deporte que practica todo el mundo en Australia, pero a los 10 u 11 años de edad me decidí por el ciclismo. No lo hacía pensando en que un día llegaría a ser profesional, sino simplemente porque a mí, lo que me gustaba era salir con la bici y competir. Hasta que no cumplí los 16 o los 17 años, ni se me pasó por la cabeza que pudiera vivir de esto y tener una carrera de profesional. Más o menos en esa época es cuando empecé a ganar carreras, pero hasta ese momento la verdad es que no ganaba mucho. Se me daba bien, acababa en buena posición, pero no era lo suficientemente bueno como para ganar carreras.