El planteamiento de Robin combina una organización sensata de las horas de sueño y un planteamiento creativo a la hora de definir el itinerario.
Su primer objetivo consistía en llegar fresco al punto de control 2, y lo consiguió gracias a exprimir al máximo las horas de luz natural y durmiendo un mínimo de 5 horas durante las dos primeras noches.
Así consiguió ponerse en cabeza de carrera, o muy cerca, en las primeras etapas.
Por desgracia, un pinchazo inoportuno y una mecha que no consiguió arreglarlo bien le hizo replantearse las cosas y, con un poco de fortuna, encontró un juego de ruedas nueva en Sarajevo para poder continuar con la ruta. Gracias a esto Cristoph, el ciclista que rodaba más cerca de Robin, amplió su ventaja en esta fase de la carrera. Pero Robin no se vino abajo y siguió confiando en su capacidad de organizar sus esfuerzos y jugar su comodín: ¡la ruta que nadie se esperaba!
Otros ciclistas escogieron una ruta más conservadora, y más larga, hasta los últimos puntos de control, pero Robin optó por el camino más corto lejos del asfalto hasta Theodoriana, en Grecia: al fin y al cabo, la TCR también es cuestión de gravel.
Este planteamiento de ruta alternativa tuvo en ascuas a los espectadores y a la organización de la carrera, porque podía suceder cualquier cosa.