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Expedición de MIKE HORN al K2 - 1.ª parte

23 octubre 2015

En mayo de 2015, Mike Horn y su equipo partieron de Suiza con el objetivo de ascender a la cumbre más difícil del mundo, también conocida como La Montaña de las Montañas: el K2.

Este viaje los llevó a cruzar 13 países y recorrer más de 8000 km en coche hasta la ciudad de Skardu, en Pakistán, el punto de entrada al parque nacional del Karakórum Central, donde se encuentra el K2.

Después de 3 meses de expedición, Mike Horn regresó a Suiza contento de estar sano y en buen estado físico, pero no satisfecho.

Visitó nuestra sede central para contarnos su loca aventura.


Mike, acabas de volver de Pakistán, ¿qué tal te encuentras?

Bueno, cuando subes a la montaña, te pasas 3 meses un poco aislado, y luego tardas un tiempo en adaptarte cuando regresas.

Lo primero de todo es adaptarse a la baja altitud, y no siempre es fácil después de vivir a 5000 metros, donde cada semana pierdes casi un kilo de músculo y grasa. Por eso ahora estoy recuperándome, es un periodo de adaptación después de 3 meses.

Luego, siempre me siento un poco triste después de una expedición, porque ya se ha convertido en un estilo de vida para mí. Lo que hacemos es mucho más que una expedición; es una manera de vivir. Por eso, cuando cambiamos de forma de vivir y volvemos a la vida normal o civilizada, estamos tristes porque la aventura ha terminado, pero al mismo tiempo estamos ya preparando el siguiente proyecto. Hay que estar ilusionado con otras cosas nuevas. Llevo 25 años dedicado a la exploración, y por eso puedo regresar triste de una expedición, pero enseguida me ilusiono con la idea de hacer algo nuevo.

También está el aspecto físico: nos hemos esforzado a tope, pero no lo hemos conseguido. Estoy un poco decepcionado de no haber hecho cumbre, porque es mi tercer intento al K2. Esta vez, por supuesto que nos esforzamos, teníamos muchísimas ganas de subir, pero es que en esas condiciones era imposible llegar a la cima.

Por eso estoy un poco decepcionado, pero el mismo tiempo estoy aliviado de ver que sigo vivo y puedo volver a intentarlo

mikehorn

 

La primera parte de la expedición consistió en conducir desde Suiza a Pakistán, ¿nos cuentas un poco qué tal fue esta parte del viaje al K2? 

Normalmente, cuando vamos al K2, vamos en avión. Creo que además sobrevuelas uno de los paisajes más espectaculares del mundo. Hay que sobrevolar Rusia, Uzbekistán, Kirgizistán, Tayikistán, Turkmenistán, China y luego aterrizamos en Pakistán. Son lugares que quería ver más de cerca en lugar de desde el avión. Por eso decidí ir en coche y así conocer nuevas culturas, atravesar fronteras que nunca antes había cruzado, probar comidas que no había probado nunca, beber cosas que nunca antes había bebido; por eso es tan maravilloso viajar.

Pero viajar no solo consiste en llegar a un sitio y ponerte a subir montañas, sino que también puedes empezar a aprender desde el momento que sales de casa hasta que llegas a la cumbre. Si te soy sincero, tengo muy claro que lo volvería a hacer. Cruzar cerca de 12 000 km en 13 días es una de las maneras más increíbles de empezar una expedición, nunca había hecho nada parecido.

¿Qué tal se portaron los coches? Parece que los habéis puesto bien a prueba; ¿os han dado problemas?

Mi socio Mercedes Benz nos entregó dos todoterreno SUV de clase G. Son unos coches magníficos, los mejores para este tipo de expedición. Cruzamos todo tipo de superficies y los coches se adaptaron perfectamente a todos los desafíos. Vadeamos ríos profundos, cruzamos dunas de arena en el desierto, atravesamos puertos de montaña con nieve y terrenos rocosos. Exigimos mucho a los vehículos y siempre cumplieron a la perfección. ¡Pueden llegar mucho más lejos de lo que parece!

dim

 

Al final, llegasteis a Pakistán, ¿cómo describirías el país? ¿Temiste por tu seguridad en algún momento?

Pakistán es, sin duda, uno de los países más asombrosos que he visitado. Si ves lo que dice la prensa, hablan de talibanes, atentados y terroristas. Nosotros fuimos al Norte de Pakistán, y allí no hay violencia. Los paquistaníes son muy cariñosos y atentos, te abren su corazón, nos dieron de comer, nos ayudaron y nos dieron todo lo que pudieron. Nos dieron tanto, tanto, que por eso digo que Pakistán es un país que hay que visitar.

Aunque solo sea por la naturaleza, Pakistán y la cordillera del Karakórum son espectaculares y muy bonitos. Pakistán es el único lugar donde puedes ver el Himalaya, las montañas de Hindu Kush y, por supuesto, el Karakórum. Y también tenemos el impresionante río Indo y las minas de sal de Khewra. Sin duda, Pakistán es un lugar al que me gustaría volver cada dos años. No me sentí amenazado en ningún momento. ¿Fueron agresivos con nosotros? ¡Nada de eso! En serio, creo que esta es una de las expediciones más tranquilas y relajadas que he hecho en mi vida.

Debe de resultar muy difícil organizar este tipo de expedición, ¿cómo conseguisteis planificar todo?

Para la parte que hicimos en coche tardamos unos 2 meses, porque teníamos que confirmar las fechas exactas en que íbamos a estar en determinados lugares. Y luego hay que tener todos los visados para atravesar 13 países, hay que saber exactamente la distancia que se va a recorrer y cuánto tiempo vas a tardar, es una manera muy interesante de viajar. 

Me gusta organizar la expedición, preparar la logística y, por supuesto, subir a la cima. Tuvimos que enviar todo el equipo por adelantado a Islamabad, y luego a Skardu, para encontrárnoslo allí cuando llegáramos. La logística corre a cargo de la agencia con la que trabajamos. Solamente hay que decirle a la agencia cuánto tiempo quieres pasar en la montaña, qué ruta vas a seguir y qué tipo de ascensión vas a realizar. A partir de ahí, ya puedes desentenderte de todo y ellos se encargan de preparar la expedición.

Lo único que cuesta un poco más organizar son los imprevistos: por ejemplo, te presentas en la frontera rusa, y el funcionario tiene un mal día y decide complicarte la vida un poco. A veces te buscan un motivo para impedirte la entrada al país, pero en realidad se lo están inventado.

mikehorn

 

¿Cómo llegasteis al campo base tras dejar los coches?

Dejamos los coches y tuvimos que ir a pie hasta el campo base, tardamos 8 días. La agencia que organizó los permisos y la logística de la expedición se encargó de nuestros vehículos y del equipo, y nos buscaron porteadores. Para poder subir a una cumbre de Pakistán, es necesario tener un permiso que se gestiona con una agencia de viajes o de escalada.

Para esta expedición hay que pedir permiso con mucha antelación, un par de meses antes, porque esa región es zona militar. Tienen que darte la autorización para escalar, y este proceso tarda un tiempo. Tuvimos que esperar 18 días en Skardu hasta que por fin permitieron a la expedición subir a la montaña. Los paquistaníes quieren que el lugar tenga la máxima seguridad posible para las visitas de los turistas. Ya no hay atentados contra los turistas, como sucedió en 2013, cuando mataron a varios montañeros en el campo base del Nanga Parbat. Se han preocupado mucho de la seguridad de los turistas, es muy poco probable que los talibanes se acerquen a los turistas.

mikehorn

 

Cuéntanos qué tal era el campo base. ¿Conocisteis a mucha gente en el campo base? 

El K2 no suele estar muy comercializado, pero este año había bastante gente. Había tres expediciones comerciales en el campo base. Era la primera vez que veíamos tanta actividad en el campo base del K2, pero había muy pocas expediciones que no utilizaran oxígeno para el ascenso. Las expediciones comerciales utilizan cuerdas fijas y oxígeno, además de sherpas. Por eso había también muchos sherpas. Aunque ha sido un año de bastante actividad, no creo que el K2 llegue a estar tan comercializado como otras cumbres.

mikehorn

 

Subisteis sin cuerdas fijas y sin oxígeno. ¿Cómo se escala así?

Hay muchas expediciones comerciales que utilizan cuerdas para el ascenso y para el descenso, pero esta forma de escalar es más lenta, porque hay que asegurarse a las cuerdas continuamente. Preferimos ir sin cuerdas porque así la escalada es más pura y más rápida.

En el descenso, cuando los montañeros están completamente agotados, las cuerdas pueden incluso ser peligrosas. Hay muchas cuerdas viejas en la montaña que han dejado tiradas otras expediciones anteriores. Estas cuerdas viejas pueden engancharse en los crampones y es muy fácil tropezar. Tengo amigos que han perdido la vida así.

Nosotros, cuando descendemos tramos de más pendiente, nos ponemos de cara a la montaña y bajamos caminando hacia atrás. Había sitios en los que nos sentábamos sobre el trasero y nos deslizábamos para descender rápido y sin mucho esfuerzo. Utilizábamos el piolet como timón para guiar el descenso. Esta técnica se conoce como “ramasear”, y con este método no hace falta depender al 100% del equipamiento o de las cuerdas. Utilizamos este tipo de descenso porque nunca se sabe si ha caído una piedra sobre la cuerda, o si esa cuerda se ha sometido a un mal uso.

Para nosotros, la conclusión final es que es una técnica más segura si al final no dependemos de las cuerdas al 100%. Hay muchos montañeros que dependen de las cuerdas, y eso es peligroso. En 2008, 11 montañeros murieron en el K2 porque una avalancha se llevó las cuerdas y no pudieron bajar sin ellas.


La segunda parte de esta entrevista se publicará la semana que viene. Vuelve a esta página para conocer las dificultades que Mike tuvo que afrontar para llegar a la cumbre, y también nos contará sus planes para el futuro.

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